Set 1 Better Man, Corduroy, Animal, Big Wave, Rearviewmirror, In Hiding, Jeremy, Given To Fly, Once, Daughter(Another Brick In The Wall), Not For You(Modern Girl), Grievance, Why Go, Do The Evolution, Even Flow
Encore 1 Severed Hand, Elderly Woman Behind The Counter In A Small Town, Man Of The Hour, Black
Encore 2 World Wide Suicide, Go, Alive, Rockin' In The Free World, Yellow Ledbetter(Little Wing)
Un sueño hecho realidad. No podría resumir mejor en una sola frase lo que me pasó la noche del siete de Septiembre en el remodelado Palacio De Los Deportes de Madrid.
Pearl Jam volvían a la capital quince años después de su única visita, en pleno apogeo del grunge, donde les vieron unos pocos afortunados en una sala casi vacía. Muchas han sido las especulaciones sobre la ausencia de Madrid en sus continuas giras, pero esa noche todo quedaba apartado para vivir una posible noche mágica. Así se podía notar en los alrededores del palacio, con miles de personas esperando a entrar, y donde, casualidades de la vida, siempre puedes encontrar alguien conocido entre la multitud.
La consecuencia de tantos años sin venir era clara: entradas agotadas a los pocos días de ponerse a la venta. Y es que Pearl Jam se puede catalogar de leyendas vivas, y uno de los pocos grupos de aquella generación de Seattle que siguen sacando discos de manera mas o menos frecuente y a buen nivel.
Quizá tras su debut, ‘Vs’ y ‘Vitalogy’ la crítica ha sido muy dura con ellos, y es que superar aquel triplete de discos era casi imposible. Se fueron sucediendo discos que a pesar de contener buenos temas, no estaban a la altura de las expectativas, y eso fue pesando al grupo. Pero de repente, un renacer, con un disco homónimo, donde casi hay unanimidad en afirmar que es su mejor trabajo desde mediados de los 90.
Tres han sido las fechas programadas para España, en Badalona, en el festival de Azkena, y esta de Madrid, más otras dos fechas en Lisboa, que cogían cerca para que muchos españoles se desplazaran a tierras lusas. La verdad es que me guiaré poco de lo que he escuchado sobre el concierto de Madrid comparado con el resto, y es que la primera vez siempre es especial, aunque se corra el riesgo de caer en la subjetividad.
Que si se habían entregado más en Azkena, que si el público portugués es más caliente (eso lo pude comprobar en el festival Superbock en Mayo de este año), que si el sonido no fue bueno… Todo relativo. Es el tercer concierto que veo este año en este emplazamiento, y ni Depeche Mode ni Red Hot Chile Peppers tuvieron un sonido tan nítido, al menos desde donde yo estaba, en una de las gradas baja. Como digo, todo relativo.
A pesar de anunciar en las entradas a Wolfmother como teloneros, el hueco lo ocuparon My Morning Jacket, que, sintiéndolo mucho, omití verlos para estar en plenas facultades mentales y físicas para disfrutar de Eddie Vedder y los suyos. Una de las cosas que les hacen grandes es el variar su set cada noche. Y no me refiero a cambiar el orden de dos temas, o sustituir otros tres, sino a cambiar la mitad de las canciones.
Pocos podían sospechar “Better Man”, un tema lento, triste y melancólico para empezar la noche. Un foco iluminando a Vedder con su guitarra, entonando las primeras frases para luego dejar seguir al público hasta la entrada del resto de la banda avanzado el tema. Y de repente, la comunión entre los miles de personas y grupo, cobró vida durante más de dos horas. Siguieron grandes éxitos, “Corduory”, “Animal”, y el primer tema de los tres que caerían de su último trabajo, “Big Wave”, y es que se agradeció que tocaran tan poco material nuevo en beneficio de temas clásicos (porque intentar resumir tantos años sin tocar en Madrid no era tarea fácil).
La magia subiría enteros con grandes momentos como “Rearviewmirror”, con final alargado, o la emotividad de “Jeremy”, una de sus canciones más especiales, cuyo video fue censurado (en especial tras el suceso del World Trade Center). La voz de Eddie en ‘Given To Fly’ pondría la carne de gallina a más de uno, y se mantendría durante ‘Once’, y sobre todo en ‘Daughter’, en cuyo final Vedder susurrara los míticos versos del ‘Another Brick In The Wall’ de Pink Floyd, sin palabras.
Personalmente, el momento más bajo del concierto sería ‘Not For You’, que siempre me ha parecido un tema muy monótono, pero pronto recuperarían la dinámica con ‘Why Go’, para terminar la primera parte del concierto con ‘Do The Evolution’ y ‘Even Flow’, otro de los temas que acostumbran a alargar y a improvisar.
Si hubo un punto negativo, por decir algo, fue lo poco comunicativo que estuvo Eddie con respecto a otras ocasiones. Aquí no le vimos con sus discursos-chuleta, pero si con su inseparable botella de ¿vino? Supongo que sí a tenor de algunos de sus saltos y movimientos. Eso sí, cuando habló, fue para hacerlo en condiciones, haciendo referencia al tiempo pasado desde su anterior visita, donde solo les vieron ‘tres cien personas’, y que no pasarán quince años más para su vuelta, porque ya serán demasiado viejos, aunque ya lo son. Grandiosa también su referencia a Bush, diciendo que esperan volver en uno o dos años a Madrid, con un mundo mejor, donde no gobierne el actual presidente norteamericano. El resto de la banda, muy en su línea de madurez: Jeff Amment no está tan loco como hace años, pero hace su papel a la perfección, al igual que Stone Gossard, que siempre se ha mantenido como el miembro más serio de la banda sobre el escenario; Matt Cameron siempre he creido que es un músico infravalorado y que está a la altura, habiendo sido batería de dos de las bandas de rock más importantes de los 90, y Mike McCready, seguramente siga siendo el componente más loco y que vive más los conciertos junto a Vedder, sin parar de moverse, en constante armonía con el público.
El primer bis lo formarían ‘Severed hand’, ‘Elderly Woman…’, ‘Man Of The Hour’… tres temas que parecían preparer la atmósfera para quizá el momento más emotivo de la noche, la interpretación de ‘Black’, con todo el público cantándola, y tarareando el final, un momento para el recuerdo, cuyo final supondría el segundo descanso de la banda.
De nuevo sobre el escenario, vuelta a ritmos más rápidos con ‘World Wide Suicide’ y ‘Go’, para de nuevo emocionar a todos con la ineludible ‘Alive’ (casi sin darnos cuenta, tocaron la mitad de ‘Ten’), con Eddie exultante, saltando, yendo de un lado a otro del escenario, cogiendo una cámara del público para hacer fotos, y un público en éxtasis.
En ese momento, no sé si premeditadamente, se encendieron todos los focos para el final del show, con ‘Rockin' In The Free World’, todo un detalle que nos regalaron, con Vedder con sus inseparables panderetas, con las que se dedicó a jugar con sus técnicos en los laterales y que terminaría lanzando al público, y ‘Yellow Ledbetter’, que nunca me ha gustado como final de un concierto, que le vamos a hacer, y que esta vez enlazarían con ‘Little Wing’ de Jimmi Hendrix, un final melancólico, como siempre ha sido esta banda y la generación a la que alimentaron musicalmente.
Esperemos que cumplan su palabra y vuelvan pronto para volver a darnos una lección musical a cargo de clásicos, y donde, esa vez sí, toque ‘Spin The Black Circle’…
Foto tomada de :
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